Un dia como tantos y tan diferente. Fuimos con mi amiga en busca de un camino, sin pensar, avanzamos llegando hasta el rio. Los chicos...... su hija y yerno caminaban a una pequeña distancia de nosotras que dando pasos tranquilos, fuimos levantando piedras de colores mientras recordabamos otros momentos vividos.
El paso del tiempo, nos reune en la fe. Un torbellino de vida nos dejo visibles marcas, que como herídas van cerrando para abrir paso a esta nueva instancia donde entre abrazos, lágrimas y alegrias, vamos despertando del sueño para contemplar un nuevo cielo que tiernamente nos observa y comunica su gran amor.
La música del viento acompaña al rayo de sol que dejándose sentir, nos regala la caricia por momentos atenuado por la notable brisa que montada en las tiernas ramas, van meciendo en su juego al añejo chañar, al antiguo paraíso y esa traviesa mora que se esconde entre el matorral, tal ves preservando sus frutos, tal ves nunca antes la supe encontrar.
Acunando los recuerdos, nos fuimos centrando en rueda y a cantar por la paz. Mariposas de colores comenzaron a merodear, alegres libres vienen y van. Un pequeño zorro asoma su nariz, entre el follaje y las rocas que que mudas nos dejan cantar. Atenuando el sonido un bello canto comienza a acompañar. Un libre pájaro llama a continuar, entonando melodías que sólo en amor podemos interpretar. Lleva un pequeño palillo en su pico, mas igual él puede cantar. Haciendo un pequeño silencio, retoma como el aire para continuar, con su bella melodía y luego en su vuelo marcha sin mirar atrás.
Agradezco amiga, este momento nos permitió atesorar este tiempo y dejar en el ayer, todo lo vivido. Por bello o triste que haya sido.
Caminaremos asidos de nuestras manos para poder alcanzar, el
Reino aquí soñado, y disfrutar
Del canto, del cielo y las miradas, que en este espacio tiempo, que espera vernos llegar y muchos confunden hacia donde caminar, sin comprender que el cielo en todos esta.
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